El género musou me encanta, pero claramente siempre ha sido de nicho. Su propuesta de «1 vs 1000» siempre ha sido atractiva, pero tras unos años de entregas constantes en múltiples franquicias sin apenas variar la fórmula, había un claro agotamiento. Hubo un intento de cambiar el estilo de juego con Dynasty Warriors 9, y aunque sobre el papel no quedaba mal, su ejecución dejaba mucho que desear. Así que, tras un merecido tiempo de descanso, la saga ha vuelto por la puerta grande con Dynasty Warriors: Origins.
Su nombre ya deja muy claras las intenciones de Omega Force y Koei Tecmo. El origen de la nueva fórmula para la franquicia de aquí en adelanto, una puerta de introducción al género para cualquiera y cómo no, mostrarnos el ya clásico «Romance de los Tres Reinos» desde sus orígenes. Y aunque en líneas generales Dynasty Warriors: Origins es el soplo de aire fresco que la saga necesitaba para acercarse al mainstream, también creo que la saga ha perdido algo de esa esencia que tanto me atrapó hace años. Pero vayamos por partes, que esta mítica guerra china no se ganó en una sola batalla.
El protagonista más soso de la historia
Al contrario que en otras entregas de la saga, Dynasty Warriors: Origins nos pone en la piel de un único protagonista, al que seguiremos a lo largo de todo el juego. En vez de ser una figura emblemática del «Romance de los Tres Reinos», es un nuevo personaje inventado… Que es el protagonista más genérico y aburrido de la historia. Cumple los tropos típicos del anime como la amnesia inicial, y no tiene ningún atisbo de personalidad. No tiene voz (más allá de un par de frases durante los combates), y aunque podemos elegir entre varias opciones de diálogo, nunca cambia su expresión. Una piedra tiene más personalidad que él, y eso es un problema al girar todo en torno a este protagonista.
Porque sí, vamos a vivir la historia desde la Revolución de los Turbantes Amarillos cuando la Dinastía Han estaba oprimiendo a los débiles. Un movimiento revolucionario que nació de buenos ideales, pero que sirvió como el principio de los tres reinos, cada uno luchando por el bien de China desde diferentes puntos de vista. Pero ahora nosotros siempre estaremos en ese embrollo, conociendo a los personajes principales, y llegado el momento, eligiendo con quién nos aliamos.
Sobre el papel es genial, al darnos un momento similar a lo visto en Fire Emblem: Three Houses. Primero nos presentan a todos, y llegado el momento, antiguos aliados se convertirán en enemigos mortales en el campo de batalla. Pero como nuestro protagonista es tan sumamente soso, nunca se llega a crear ese vínculo emocional que haría más impactante nuestra elección o los futuros combates.
Nada como luchar junto a tus ídolos
Las palabras se las lleva el viento
Pero los problemas no acaban ahí. Dynasty Warriors: Origins quiere poner mucho énfasis en su narrativa, por lo que vamos a tener montones y montones de escenas con los personajes, pero que no aportan nada. Son muy circulares, casi como si tuvieran que cubrir un cupo de frases para que todo el mundo hable, aunque realmente estén diciendo lo mismo. Es una manera torpe de introducir a los diferentes oficiales de cada bando, logrando aburrirnos más que interesarnos.
¿Una vez los conocemos? Podemos tener eventos sociales con cada uno de ellos, y de nuevo, sobre el papel me encanta. Pese a que la acción es el foco principal del título, lo que nos ha acabado enamorando es el plantel de personajes. Su emoción a la hora de combatir, sus ideales, y cómo no, los líos amorosos (o no) entre todos ellos, como si de un gran culebrón se tratase. Tener casi un dating sim entre las batallas me fascina… Pero es otro punto donde el juego pincha.
En parte, por la nula personalidad de nuestro protagonista, que hace complicado justificar que absolutamente todo el mundo esté fascinado con nosotros. No exagero al decir que al poco tiempo de conocernos, todos intentarán cogernos el sable para empezar a formar nuestra propia dinastía de guerreros. No lo llaman el «Romance de los Tres Reinos» por nada, eso está claro. ¡Y es genial que todo sea tan horny! Pero hay que ganárselo, en vez de parecer todo un fanfic en el que nos hemos creado un moñeco donde mágicamente somos los más mejores del mundo.
No ayuda que ahora tanto el diseño de los personajes como su forma de hablar sea más «realista». Adiós al estilo campy casi de Serie B que hacía todo tan sumamente exagerado. Ahora los personajes míticos no destacan tanto. Creo que el estilo anime de Samurai Warriors 5 le habría beneficiado al juego, tanto en el tono como en lo visual. Porque estamos ante un juego donde una sola persona puede reventarse a miles de soldados enemigos de un solo movimiento. No estamos ante un juego realista, y no habría por qué perseguirlo también en su narrativa. Por si no se ha notado tras toda esta rant, es la parte que menos me ha convencido de este Dynasty Warriors: Origins, y donde creo que han dado un par de pasos hacia atrás.
No esperéis más emoción que esta para nuestro héroe
Esto sí es una verdadera batalla masiva
Pero donde brilla Dynasty Warriors: Origins como nunca es en la parte jugable, y ahí el título me ha enamorado. Toda la idea del mundo abierto de la novena entrega se desecha, y en su lugar, se apuesta por un híbrido de duelos contra otros generales, con las clásicas batallas de un buen musou donde masacramos ejércitos enteros sin miramientos haciendo los movimientos más locos. O dicho de otra manera, se ha refinado la fórmula que ya existía, potenciando todo hasta el extremo para hacerlo más espectacular si cabe.
Para empezar, habrá cientos y hasta miles de soldados en pantalla entre los diferentes bandos que estén combatiendo. Eso ya es de por sí espectacular, pero si sumamos las florituras de nuestros ataques especiales, los de nuestros oponentes, las flechas de fuego de arqueros, los generales haciendo de las suyas y demás, es imposible no quedarte con la boca abierta. Esto se lleva a su máxima expresión cuando lideramos una «gran fuerza», o lo que es lo mismo, cabalgar junto a nuestro ejército para estamparnos contra el del oponente.
Los ángulos de cámara más alejados para mostrarnos la amplitud de la batalla, el mar de soldados que están a punto de perecer luchando hasta su último aliento, la guitarra eléctrica destacando al máximo… Es imposible no venirse arriba en todos estos momentos, que además, son muy, pero que muy frecuentes a lo largo de las misiones principales. Son las batallas más masivas y espectaculares que nos ha dado la franquicia hasta la fecha, y lo mejor es que no se queda todo en un mero escaparate, ya que a los mandos, el juego es un hack and slash fantástico.
Puro espectáculo
Un Guerrero de la Paz muy versátil
Puede que nuestro protagonista sea un sosainas, pero hay que reconocer que es un guerrero formidable. Podremos equipar diferentes tipos de armas, ofreciendo cada una combos y habilidades distintas. El sable inicial es bastante versátil, con la lanza o las cuchillas giratorias pensadas para ataques de zona, o los nudillos para ir cambiando de estilo y crear combos tan absurdos como destructivos. Es una pena que no podamos cambiar entre ellas de manera dinámica, teniendo que abrir el menú de estado, lo que reduce el ritmo de la batalla, pero es una pega «pequeña».
Gracias a la versatilidad de cada arma, podremos realizar toda clase de combos contra los grupos de soldados enemigos, lo suficientemente agresivos para que, cuando nos rodean miles de ellos, nos obliguen a usar las habilidades más destructivas si queremos salir airosos. Los rivales de verdad serán los generales enemigos, pudiendo fijar la cámara sobre ellos para tener duelos como si fueran un jefe final. ¡Y muchas veces lo son! Los combates más espectaculares contra los generales destacados o el mismísimo Lu Bu parecen salidos de los grandes hack and slash, ofreciendo un cambio de dinámicas entre los «masillas» que queda genial.
Todo esto es algo que ya existía en la franquicia, pero gracias a las nuevas habilidades como los parries y el poder leer mejor los movimientos enemigos, el resultado es un sistema de combate evolucionado que nos hace gozarlo al máximo desde el primer minuto. Es decir, Dynasty Warriors: Origins no es una revolución, sino una evolución muy, muy necesaria a la fórmula ya conocida por todos.
Dar cera, pulir cera… mil veces para mil enemigos, claro
La importancia de una buena táctica
Pero no somos unos guerreros sin cerebro. Si nos lanzamos a atacar a cualquier grupo de enemigo sin cabeza, acabaremos perdiendo, ya que el juego nos obliga a ir fijándonos en cómo se desarrolla la batalla para ayudar a los diversos generales. Que muy poderosos ellos, pero como no les saquemos las castañas del fuego, acabarán pereciendo más pronto que tarde.
Es el último elemento que nos termina por enganchar a los combates. Yendo de un lado para otro según se nos necesite, para que un escuadrón se prepare para emboscar al ejército rival, y luego lanzarnos desde la vanguardia con el resto de los rivales para arrasar con los oponentes. O acabando con la «brujería» que sólo nosotros podemos detectar, moviéndonos entre «fantasmas» para poder salvar a nuestros camaradas en el último momento.
Las batallas de Dynasty Warriors: Origins son increíblemente adictivas, y tienen la duración adecuada para que caigamos en la trampa de «una fase más y lo dejo». Ya sea obligatoria, de las secundarias o las escaramuzas opcionales que duran un par de minutos a lo sumo. Siempre querremos más, demostrar nuestro poderío táctico y nuestra fuerza absoluta.
Los bailarines de break dance pueden hacer estragos con sus movimientos
¿Dónde están los demás personajes?
¿Hay una pega a todo este sistema? Sí, y es el énfasis en nuestro protagonista. Podremos ir a veces acompañado por un personaje principal de las diferentes facciones, pero no los podremos controlar todo el tiempo. Más bien son como un súper poder. Otro medidor especial, para usarlo, realizar unos cuantos ataques devastadores con los que limpiar la pantalla, y ya. Puedo entender que al final casi todos los personajes son arquetipos en base a las armas, con que sería «sólo» un cambio de skin… Pero incluso eso me hubiera gustado.
Por mucho que podamos personalizar qué arma llevamos, las habilidades equipadas y otros items para ir poco a poco mejorando a nuestro héroe, no podemos cambiar su aspecto. Me parece absurdo que no haya un mayor aspecto de personalización, ya sea creando al personaje o al menos pudiendo ponerle diferentes trajes y/o armaduras. Por eso, controlar a los héroes que sí tienen algo de carisma habría sido todo un puntazo. Al fin y al cabo, la saga siempre se ha caracterizado por un plantel absurdamente alto de personajes. Soy defensor de que a veces menos es más, pero se han pasado metiendo la tijera en este aspecto.
En su lugar, ganamos un mapa-mundi, que no deja de ser un menú glorificado. En cierto sentido, con él podemos ver lo amplio que es el conflicto de Dynasty Warriors: Origins. Por qué región estamos, cómo se van moviendo las diferentes facciones a nivel de todo el país, etc. Pero a efectos prácticos, tampoco es que aporte mucho. Lo usaremos para ir de misión en misión, recoger algunos objetos o hablar con los NPCs para activar sus eventos sociales, pero no mucho más. Lo dicho, hubiera preferido más personajes jugables u opciones de personalización a este añadido.
Una pena que los generales y grandes personajes emblemáticos sean solo un power up temporal
Conclusión
La saga Dynasty Warriors necesitaba un cambio para volver con fuerza, y la apuesta de Dynasty Warriors: Origins es fantástica. Va a ser la nueva base para la franquicia en los próximos años, y estoy deseando seguir participando en masivas batallas tan rematadamente divertidas como esta. Curiosamente, ha ido cogiendo lo bueno de anteriores capítulos, y «simplemente» refinándolo hasta el máximo, para ofrecer algo que parece nuevo, pero que a efectos prácticos, es la evolución de todo lo que hace grande a los musous.
Donde espero que Omega Force y Koei Tecmo sí mejoren es en toda la parte narrativa y en la personalidad en general de la propuesta. Hace falta un personaje con carisma en vez de una piedra, y no estaría de más volver a darle un tono más histriónico a los diferentes oficiales. Que a los musous no vamos buscando realismo, sino grandes batallas y figuras históricas o ficticias con un carisma tan arrollador como sus ataques.
Pese a estos problemas, que son más por gustos personales que otra cosa, está claro que Dynasty Warriors: Origins es lo que la franquicia y el género musou necesitaba. Ahora hay más gente entrando de lleno en él, y ya sea en el Romance de los Tres Reinos, en el Japón Feudal o donde sea, hay ganas de más acción musou con esta gran calidad.
Nos consolamos con:
- Las batallas más masivas y divertidas de toda la franquicia
- El dinamismo de los combates entre los duelos y los masillas
- Visualmente espectacular a más no poder
- Música increíble que te hace venirte arriba a cada momento
Nos desconsolamos con:
- De los protagonistas más sosos ya no del género, sino de la historia
- Diálogos que se acaban volviendo aburridos y circulares
- No poder controlar a los generales y demás personajes
- Los diseños y personalidades menos histriónicos de los grandes generales
Ficha
- Desarrollo: Omega Force
- Distribución: Tecmo Koei - PLAION
- Lanzamiento: 17/01/2025
- Idioma: Textos en Castellano y Voces en Japonés
- Precio: 79,99 €
Deja una respuesta